Una cosa es hablar mucho, como yo, que hasta me han interrumpido para decírmelo. Otra muy distinta son los invade cerebros. Estoy convencida de que así como existe el espacio íntimo corporal, también hay uno -más intimo todavía- cerebral. Y no incluyo secretos, porque hasta tanto no llega la cosa, por suerte.
Cuando callo pienso. Rara vez en cuestiones metafísicas, generalmente cosas mas del estilo «este repasador se secó, ahora lo llevo a la cocina pero de paso agarro esa taza que está ahí porque aunque queda café ya no quiero mas y una vez en la cocina aprovecho y lavo los platos… ay no, mejor no, no tengo ganas, callate y hacelo sin pensar porque ya sabés que si te lo planteás un segundo no los lavás nada y así se juntan con los de mas tarde, uia, ahí hay mas ropa seca, bueno primero lavo los platos y después junto toda la ropa y la guardo, y vuelvo y me preparo un cafe snif snif… paren las rotativas que le cambio primero el pañal a Cata y sigo con el resto… para qué quería yo este repasador ?» Y lamentablemente así por la vida. Sin joder a nadie, porque no son estas las cosas que digo en voz alta. Ni que creí que nadie pudiera incluir en su perorata de gran hablador. Y sin embargo, interrumpen mi espacio mental para contarme las mismas pavadas en voz alta!!! Momentito!!!! De este tipo de cosas, cagando me importan las mías!!!
También hay momentos. Y temas. Y formas de decir las cosas. En el cine, no. En el cine no se habla. Nada. Silencio. A mirar la peli. En casa viendo un video no tengo problema en escuchar algún comentario sobre la película, cortito, relevante, de alguien que la esté viendo por primera vez conmigo: «que buen vestido!» Punto, ya está. Hasta contesto «tal cual!» si estoy de acuerdo. Ahora «ayyy, esos vestidos estaban de moda en la epoca de mi graduación, no sabés, nos quedaban tan mal, porque nos hacían culonas pero claro, mirá que tontas, como estaban de moda los usabamos todas, uniformadas ibamos jaja blablabla….» ssssssssssssshhhhacate! No me importa! Contámelo cuando termine la peli! (lo gracioso es que no digo eso. sonrio antes de tiempo, muchas veces, como para dar por terminado el relato, redondeando y jamás me da resultado)
En el supermercado también. Se habla de lo que se va a comprar y mejor no charlar para no olvidarse nada. Los relatos guardalos para cuando caminamos en la calle, para cuando compartimos un café, si es que todavía no me hiciste olvidar que tenía que comprarlo y si me quedan ganas de invitarte a casa a tomar uno!
Eso, a ser todos como yo. Que hablo mucho y además doy cátedra de cuándo, cómo y de qué hablar.
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